Thursday, June 2, 2016

LEAN ESTE LIBRO ENTERO: EL COMUNISMO Y LA LUCHA CONTRA LAS GUERRAS IMPERIALISTAS. ESCRITO POR EL COMITE INTERNACIONAL DE LA CUARTA INTERNACIONAL. DEL PARTIDO TROTSKISTA PARTIDO SOCIALISTA POR LA IGUALDAD DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA

Socialismo y la lucha contra la guerra

¡Construyamos un movimiento internacional de la clase obrera y la juventud contra el imperialismo!


3 marzo 2016
Declaración del Comité Internacional de la Cuarta Internacional
1. Quince años después de que Estados Unidos lanzó la "guerra al terror”, todo el mundo ha sido arrastrado en un torbellino de constante expansión de violencia imperialista. Las invasiones y las intervenciones organizadas por el imperialismo de Estados Unidos han devastado Afganistán, Irak, Libia y Siria. La OTAN está participando en un programa de rearme masivo en preparación para la guerra con Rusia. África es el blanco de despiadadas maquinaciones neocoloniales de Estados Unidos y Europa. Conflictos fronterizos entre estados vecinos están provocando tensiones y enfrentamientos directos en Europa Oriental, Transcaucasia, el subcontinente de la India y América del Sur. En Asia Oriental, el "pivote de la administración de Obama a Asia" está arrastrando a toda la región al enfrentamiento de Estados Unidos con China.
2. La "guerra al terror "—plagada de engaño imperialista e hipocresía ilimitada—ha traumatizado, lisiado y matado incontables millones de personas y ha desencadenado la mayor crisis de refugiados desde el final de la Segunda Guerra Mundial. 60 millones de personas han sido expulsadas de sus países. Los cientos de miles de personas que han escapado a Europa, después de poner en riesgo sus vidas en viajes desesperados, están siendo concentrados en centros de detención, obligados a vivir en condiciones atroces, y siendo despojados de sus escasas pertenencias. Con el fin de debilitar la solidaridad de la clase obrera, los gobiernos imperialistas, los partidos políticos capitalistas y los medios de comunicación están promoviendo chovinismo nacional y fanatismo racista. En la década de 1930, los judíos fueron los chivos expiatorios de la reacción política. Hoy, en América del Norte, Europa y Australia, los musulmanes son las víctimas de la difamación de los medios de comunicación, discriminación y racismo, patrocinados por el estado, y violencia fascista.
3. Por 15 años, la "guerra al terror " ha implicado crímenes por los cuales ningún funcionario de gobierno ni agente de inteligencia militar ha rendido cuentas. El derecho internacional es un caso muerto, con la Casa Blanca actuando como punta de lanza en afirmar “el derecho” de secuestrar, encarcelar, torturar y asesinar a sus víctimas sin el debido proceso legal. El pretexto de luchar contra el terrorismo ha desempeñado una función crítica en la política dentro de los países imperialistas. Actos terroristas, a menudo con individuos que habían estado bajo vigilancia del estado, han sido explotados para justificar el eliminar derechos democráticos. Los toques de queda en Boston, Ferguson y otras ciudades han servido de ensayos para la aplicación de la ley marcial. Toda Francia ahora existe bajo un "estado de emergencia" tras los atentados de París de noviembre del 2015. Agencias de inteligencia están realizando espionaje sin control, acumulando vastas bases de datos de decenas de millones de personas. Asesinatos y brutalidad policiales son la realidad cotidiana de las zonas de clase obrera porque la clase dominante pretende contener las explosivas tensiones producidas por la desigualdad social y se prepara para responder a toda oposición con represión permanente de estado policial.
4. El mundo se encuentra al borde de un conflicto global catastrófico. Las declaraciones de los jefes de gobiernos capitalistas se tornan cada vez más belicosas. Las guerras en Ucrania y Siria han acercado a la OTAN y a Rusia a una confrontación de gran escala. Turquía, país miembro de la OTAN, ya ha bombardeado aviones de combate rusos. A principios del 2016, un comandante militar líder sueco, el General de División Anders Brännström, transmitió la siguiente advertencia a las tropas bajo su mando: "La situación mundial que estamos viviendo... lleva a la conclusión de que podríamos estar en guerra dentro de pocos años". Como en los años que precedieron el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 y la Segunda Guerra Mundial en 1939, los dirigentes políticos y los planificadores militares se están acercando a la conclusión de que una guerra entre potencias no es sólo una posibilidad remota, sino, más bien, es altamente probable y, quizás, incluso inevitable.
5. En un momento determinado, tal fatalismo militar se convierte en un factor que contribuye significativamente al brote de la guerra. Como ha escrito recientemente un especialista en relaciones internacionales: "una vez que la guerra se presume como inevitable, cambian los cálculos de los líderes y ejércitos. La pregunta deja de ser si habrá o debe haber una guerra, sino cuándo se puede luchar la guerra más ventajosamente. Incluso aquellos que no son ni optimistas ni ansiosos acerca de la guerra no pueden optar luchar cuando operan en el marco de la inevitabilidad" [The Next Great War: The Roots of World War I and the Risk of U.S.-China Conflict (La próxima gran guerra: las raíces de la Primera Guerra Mundial y el riesgo de un conflicto Estados Unidos-China) editado por Richard N. Rosencrance y Steven E. Miller (Cambridge, MA: The MIT Press, 2015), página xi; Nuestra traducción al castellano].
6. La campaña de guerra es una conspiración de las élites capitalistas, orquestada por los niveles más altos del gobierno, el aparato de inteligencia militar, la oligarquía corporativa financiera y los corruptos medios de comunicación de derecha, sin siquiera el pretexto de debate democrático. Entre las masas de los trabajadores en todo el mundo, existe un desbordante deseo de paz. No existe, todavía, sin embargo, ningún movimiento político internacional organizado oponiéndose a la política desenfrenada de los pirómanos imperialistas.
7. No obstante, el avance hacia una Tercera Guerra Mundial debe ser detenido. Debemos construir un nuevo movimiento internacional contra la guerra uniendo a la gran masa de personas trabajadoras y jóvenes en contra del capitalismo y el imperialismo. La misma crisis del capitalismo que produce la locura de la guerra también genera el impulso a la revolución social. Sin embargo, el creciente enojo y oposición de miles de millones de personas alrededor del mundo—contra la guerra, la desigualdad social y el asalto a los derechos democráticos—deben ser guiados por una nueva perspectiva y programa políticos.
8. Con esta declaración, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) promueve los siguientes principios como los fundamentos esenciales políticos del movimiento contra la guerra:
  • La lucha contra la guerra debe basarse en la clase obrera, la gran fuerza revolucionaria en la sociedad, uniendo tras ella todos los elementos progresistas de la población.
  • El nuevo movimiento contra la guerra debe ser anticapitalista y socialista, ya que no puede existir una lucha seria contra la guerra excepto que en la lucha para poner fin a la dictadura del capital financiero y sistema económico que es la causa fundamental del militarismo y la guerra.
  • Por lo tanto, el nuevo movimiento contra la guerra, por necesidad, debe ser inequívocamente y totalmente independiente de y hostil hacia todos los partidos políticos y organizaciones de la clase capitalista.
  • El nuevo movimiento contra la guerra, sobre todo, debe ser internacional, movilizando el gran poder de la clase trabajadora en una lucha global unificada contra el imperialismo. La guerra permanente de la burguesía debe ser rechazada con la perspectiva de revolución permanente por la clase obrera, cuyo objetivo estratégico es la abolición del sistema de estado-nación, y el establecimiento de una federación socialista mundial. Esto hará posible el desarrollo racional y planificado de los recursos mundiales y, sobre esta base, la erradicación de la pobreza y la elevación de la cultura humana a nuevas alturas.

Las contradicciones de la economía mundial y el estado nación

9. La clase trabajadora requiere de una comprensión científica de las raíces objetivas de la guerra si no quiere ser engañada y confundida por la propaganda chovinista. La perspectiva política de un movimiento socialista e internacionalista antiguerra debe basarse en una evaluación precisa de los intereses económicos y de clase que subyacen las estrategias imperialistas y conflictos entre grandes poderes. Solamente sobre esta base puede desarrollar la clase obrera su programa independiente de oposición irreconciliable a los "intereses nacionales" promovidos por las élites gobernantes de cada país como justificación para la guerra.
10. La causa esencial del militarismo y la guerra surge de las profundas contradicciones del sistema capitalista mundial: 1) entre una economía globalmente integrada e interdependiente y su división en estados nacionales antagónicos; y 2) entre el carácter socializado de la producción mundial y su subordinación, a través de la propiedad privada de los medios de producción, a la acumulación de beneficios privados por la clase capitalista dominante. Consorcios poderosos de bancos y empresas capitalistas utilizan "su" estado para librar una lucha comercial y, en última instancia, militar por el control de materias primas, oleoductos y gasoductos, rutas comerciales y acceso a mano de obra barata y mercados que son críticos para la acumulación de ganancias.
11. La campaña de guerra se centra en los esfuerzos de Estados Unidos para mantener su posición como potencia hegemónica mundial. En 1991, la disolución de la Unión Soviética fue vista como una oportunidad para aseverar la dominación sin rivales de Estados Unidos en todo el mundo. Fue glorificada por propagandistas imperialistas como el "fin de la historia”, la creación de un "momento unipolar" en el que el poder indiscutible de Estados Unidos dictaría un "nuevo orden mundial" en los intereses de Wall Street. La Unión Soviética había abarcado una extensión vasta del globo, extendiéndose desde los límites del este de Europa hasta el Océano Pacífico. Así, las vastas regiones de Eurasia, ocupadas por una Rusia debilitada y estados recién independientes de Asia Central, estaban otra vez "en juego”, expuestas para la explotación y saqueo corporativos. La restauración estalinista del capitalismo en China, su represión de estado policial contra la resistencia de la clase obrera en 1989 y la apertura de "zonas francas" para la inversión transnacional pusieron a disposición una vasta reserva de mano de obra barata.
12. La victoria de Estados Unidos y sus aliados en la Guerra del Golfo de 1991 contra Iraq fue invocada por las clases dominantes internacionalmente para legitimar la guerra como el más eficaz instrumento de política exterior. El Wall Street Journal proclamó: “¡La fuerza funciona!" Un año más tarde, el Pentágono aprobó un documento de estrategia de defensa que estableció que el objetivo de Estados Unidos fue militarmente "desalentar otras naciones industriales avanzadas a desafiar nuestro liderazgo o incluso a aspirar a un mayor papel regional o mundial".
13. Veinticinco años de guerra interminable, sin embargo, no han logrado contrarrestar la decadencia del capitalismo norteamericano o crear una nueva base estable para las relaciones globales. Por el contrario, Estados Unidos, desgarrado por crisis internas y armado hasta los dientes, se ha transformado en la mayor fuente de inestabilidad internacional. La cruzada para crear un "nuevo orden mundial" sólo ha logrado el fomento del desorden mundial. Cada guerra lanzada por Estados Unidos ha provocado complicaciones imprevistas y catastróficas.

La geopolítica del imperialismo

14. Las operaciones intransigentes y desproporcionadas de agencias de inteligencia estadounidenses son la expresión práctica del hecho de que ninguna parte del mundo está fuera de los intereses del capitalismo estadounidense. Cada país y cada continente es visto a través del prisma de los intereses económicos y geopolíticos del imperialismo norteamericano. La clase dirigente estadounidense se concentra en el desarrollo de una estrategia para hacer frente a cada desafío real y potencial.
15. Washington identifica a China como la mayor amenaza a la hegemonía mundial norteamericana. El propio desarrollo estimulado por la inversión transnacional y por el establecimiento de una gran capacidad productiva ha transformado a China en el principal socio comercial de numerosos estados en el mundo y en la segunda economía mundial. Conforme ha crecido su peso global, Beijing ha promovido alternativas a los sistemas de inversión y comercio actualmente dominados por Estados Unidos y buscado el apoyo internacional, incluyendo el de los aliados europeos y asiáticos de Washington. Estados Unidos teme que acontecimientos tales como la formación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y las iniciativas chinas en la "Ruta de la Seda" en Eurasia, socavarán significativamente su posición en la economía mundial.
16. Además, grupos de pensamiento imperialistas estadounidenses están preocupados por índices que demuestran que el estado chino está adquiriendo recursos, capacidades militares y un alcance global, que, si no son controlados, podrían rivalizar a Estados Unidos en varias décadas. La necesidad china de suministros estables de energía y materias primas han impulsado a Beijing a forjar relaciones políticas que han socavado objetivamente la influencia estadounidense en Asia, África y América Latina. El reciente informe comisionado por el Pentágono del "pivote" o "reequilibrio a Asia" por el Centro para estudios estratégicos e internacionales (CSIS) afirma, con abierta hostilidad, que "el equilibrio de poder militar en la región está virando contra Estados Unidos".
17. Hay una considerable exageración, motivada por intereses imperialistas, en estas evaluaciones sobre el "surgimiento de China". El país está azotado por contradicciones sociales explosivas, con ciudades modernas y los complejos industriales más avanzados existentes junto a agricultura campesina de semi-subsistencia y con asombrosa riqueza junto a una explotación Dickensiana y un duradero atraso. Las agencias estadounidenses de inteligencia son conscientes de y tratan de explotar las facciones y divisiones regionalistas dentro de China —un país con 55 minorías étnicas reconocidas— que surgen por conflictos sobre riqueza y privilegio entre los sectores rivales de la nueva clase capitalista. A pesar de su crecimiento económico, la restauración del capitalismo en China la ha convertido en el país más vulnerable ante la presión del imperialismo estadounidense y europeo.
18. El "reequilibrio" se enfoca en el despliegue poder militar estadounidense y aliado para amenazar permanentemente a China con devastadores ataques aéreos contra centros industriales densamente poblados en la costa del Pacífico y con un bloqueo de las vías marítimas cruciales del Mar de la China Meridional de las cuales depende su economía. Las dimensiones militares del "pivote", codificadas en el concepto del Pentágono de "Airsea Battle", están destinadas a obligar a China a ceder ante los dictados económicos de Estados Unidos. Los términos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación (TPP) y declaración del Presidente Obama que Estados Unidos, no China, "debe escribir las reglas del comercio del siglo XXI", encarnan los intereses abusivos de los bancos y corporaciones de Wall Street.
19. El "giro hacia Asia" ha militarizado y desestabilizado toda la región y va a drenar profusamente los recursos de Estados Unidos. En numerosos círculos estratégicos de Estados Unidos, sin embargo, se descartan como inadecuadas esas medidas. El régimen chino se comprometió a financiar las redes de transporte y energía "Una zona, una vía" a través de las repúblicas exsoviéticas de Asia Central, Rusia y Europa Oriental, que establecería nuevos enlaces terrestres y marítimos con los recursos del Medio Oriente y con los mercados de Europa Occidental que no estarían a merced de la fuerza militar estadounidense. Mientras que la realización de esas ambiciones depende de una serie de factores políticos, financieros y técnicos altamente inciertos; aun así, es considerada por Washington como una amenaza a su existencia.
20. El reciente documento del CSIS especula con el desafío que se plantearía si tal evolución económica se consolidara en una alianza política y militar entre Rusia y China que domine Eurasia y que potencialmente incorpore a otras potencias. El CSIS anota: "Si el Kremlin eventualmente se alía con China o si busca equilibrarse en contra de su vecino más poderoso tendrá consecuencias de gran alcance”. La elite gobernante de Estados Unidos ya considera que la actual administración en Moscú y su posesión de la fuerza militar residual heredada de la ex URSS son un obstáculo inaceptable para el ejercicio desenfrenado del poderío estadounidense en Europa Oriental, Asia Central y el Medio Oriente.
21. Los escritos del estratega imperialista británico Halford Mackinder (1861-1948) ahora provocan un ímpetu general entre los analistas militares y estratégicos que formulan la política exterior de Estados Unidos. En numerosos libros y artículos publicados en revistas académicas en los últimos años, lo que Mackinder llamó el “heartland” o “corazón del mundo”, región que se extiende desde las fronteras orientales de Alemania a la frontera occidental de China, ahora cobra importancia estratégica decisiva para Estados Unidos y sus aliados europeos occidentales.
22. Otros conceptos, como el del “Plan Intermarium” del líder autoritario de derecha de la Polonia antes de la Segunda Guerra Mundial, Joseph Piłsudski, también están siendo resucitados. El Plan Intermarium ("entre mares") pretendía establecer una alianza patrocinada por el imperialismo de los estados de extrema derecha, desde el Báltico al Mar Negro (incluyendo Estonia, Letonia, Lituania, Polonia y Ucrania), para desestabilizar a la Unión Soviética. Un defensor contemporáneo de estas teorías escribió en el 2011: "El Occidente necesita involucrarse en Eurasia, en particular con los ‘nuevos estados de Europa Oriental’, Ucrania, Bielorrusia y los estados caucásicos, así como con los estados de Asia Central: juntos, éstos serían los 'pequeños países de Eurasia”. De esta manera el Occidente será capaz de crear un baluarte contra las grandes potencias eurasiáticas —entre el talón de Aquiles de Rusia y la puerta trasera de China." [Alexandros Petersen, La isla del mundo: geopolítica euroasiática y el destino de Occidente, (Santa Bárbara: Praeger), p. 114]
23. La actualización de dichos planes geoestratégicos es evidente en Europa y Asia. Una acumulación sistemática de poder militar estadounidense y de sus aliados está en marcha en la región Indo Pacífico contra China, mientras que Rusia ha sido confrontada con despliegues de la OTAN en Europa Oriental y con promesas estadounidenses de apoyo militar a los regímenes ultranacionalistas en los estados bálticos y Ucrania. La clase dominante estadounidense ya ha llegado a la conclusión de que los estados nucleares en Beijing y Moscú deben ser puestos de rodillas, mejor temprano que tarde. Los objetivos de Washington son reducir a China y a Rusia a un estatus de estados clientes semicoloniales, controlar el “heartland” y dominar el mundo.
24. Asia Meridional y el Océano Índico son componentes críticos de la estrategia del imperialismo estadounidense para el control de Eurasia y del mundo. Desde el comienzo del siglo, Estados Unidos se ha movido implacablemente a expandir su presencia militar estratégica en todo el subcontinente de la India, incluyendo a través de la ocupación de ahora 15 años de duración de Afganistán; el desarrollo de una "cooperación estratégica global" con la India, que implica vínculos militares cada vez mayores; y la orquestación del cambio de régimen en Sri Lanka en enero del 2015 para instalar un gobierno aún más subordinado que el anterior a Washington. Los planes estadounidenses de usar puntos marítimos de estrangulación para imponerle un bloqueo económico a China en caso de guerra o crisis de guerra dependen de llegar a dominar el Océano Índico. Así también es la proyección del poder militar de Estados Unidos en África Oriental y el Oriente Medio. Por último, pero no menos importante, el control del Océano Índico se considera fundamental ya que le proporcionaría a Washington una tenaza mortal sobre las vías marítimas que unen a Asia Oriental, el Oriente Medio, África y Europa, o, para usar las palabras del estratega de Estados Unidos R.D. Kaplan, sobre el “eminente canal interestatal oceánico de energía y comercio del mundo”.
25. La campaña de Estados Unidos de atar a la India y al resto de Asia Meridional a sus rapaces ambiciones estratégicas está incendiando toda una región que ya se encuentra en plena ebullición con conflictos explosivos geopolíticos, étnicos nacionales y comunales. Lo más grave es que ha derribado el equilibrio de poder entre la India y Pakistán, ambos equipados con armas nucleares, provocando una carrera armamentista de Asia Meridional. Un informe del 2013 publicado por el CSIS ejemplifica la indiferencia de Washington al incendiario impacto de sus acciones agresivas en Asia meridional. El informe indica que una guerra nuclear entre India y Pakistán, en la que se darían decenas, si no cientos de millones de muertes, "no tendría necesariamente graves consecuencias estratégicas grandes" para Estados Unidos e "incluso podría traer beneficios”.
26. El imperialismo estadounidense es la cabina de planificación de la guerra mundial, pero es sólo la expresión más concentrada de la insuperable crisis del capitalismo como sistema mundial. Los imperialismos europeos y el japonés, frente a las mismas contradicciones internas y externas, están llevando a cabo los intereses no menormente abusivos o reaccionarios de sus propias clases dominantes. Todos están tratando de explotar la extralimitación estadounidense para asegurar sus participaciones en lo que se ha degenerado en una feroz batalla por el reparto mundial de poder mundial económico y político. ¿Seguirá siendo Alemania una aliada de Estados Unidos o irá a emerger nuevamente como su principal enemiga en el continente europeo? ¿Caerá la siempre tensa "relación especial" entre Estados Unidos y Gran Bretaña? Al desplegarse el conflicto mundial, es imposible predecir con certeza la alineación futura de los gobiernos imperialistas. Como Lenin explicó durante la Primera Guerra Mundial, las potencias imperialistas "están enredadas en una red de tratados secretos entre sí, con sus aliados y contra sus aliados”.
27. Setenta años después de la caída del Tercer Reich de Hitler, la clase dominante alemana de nuevo exige que el estado que la representa se afirme una posición como el indiscutible soberano de Europa y como una potencia mundial. Frente a los sentimientos antibélicos compartidos profundamente por la población alemana, Berlín está desplegando sus fuerzas militares para hacer valer sus intereses en el Oriente Medio y África. Está vertiendo dinero en rearmarse, mientras que apologías de los crímenes del régimen Nazi avanzan por toda la clase política, los medios de comunicación y las universidades con el fin de justificar el resurgimiento de las ambiciones imperialistas alemanas.
28. El imperialismo británico, por su parte, ve en el derrumbamiento estadounidense una oportunidad para expandir las significativas operaciones globales de los bancos y casas financieras con sede en la City de Londres. Francia se esfuerza por recuperar su dominio sobre sus antiguos dominios coloniales en África del Norte y Oeste. Italia tiene planes para restablecer su influencia en Libia. Liderados por Gran Bretaña, el aliado “especial” ostensible de Estados Unidos, las principales potencias europeas señalaron el año pasado su desafío a Washington al unirse con China para establecer el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura. Al mismo tiempo, crecientes antagonismos entre las potencias europeas —en particular, la hostilidad de Gran Bretaña y Francia hacia la creciente asertividad de Alemania— fracturan la Unión Europea. Se ha roto la ilusión de que el continente podía ser unificado con base en relaciones capitalistas. Un referéndum más adelante este año sobre una salida británica podría poner en marcha el completo colapso de la Unión Europea y el resurgimiento hacia el centro del escenario político europeo de todos los antagonismos nacionales sin resolver que condujeron a dos guerras mundiales.
29. Mientras que Japón expresa tener una interminable lealtad a un orden mundial dominado por Estados Unidos, la élite gobernante del país repudia las restricciones impuestas después de la guerra sobre su papel de imperialista independiente, y sobre la construcción de su ejército, para así poder hacer valer con violencia sus propias ambiciones. En 1941, la cuestión de cuál potencia controlaría Asia eventualmente condujo al imperialismo estadounidense y al japonés a la guerra. El apoyo para el militarismo estadounidense por potencias imperialistas menores, como Canadá, Australia y Nueva Zelanda, fluyó de su decisión mercenaria que, en la actualidad, sigue siendo el mejor medio de preservar sus intereses económicos y estratégicos. El imperialismo estadounidense también tiene que tener en cuenta las posiciones y los activos militares de los estados que apenas aparecían en sus cálculos al finalizar la II Guerra Mundial, como India, Brasil, Irán e Indonesia.

El imperialismo y la descomposición del capitalismo

30. Las tensiones y conflictos entre los estados-naciones rivales están siendo alimentados por el colapso global del sistema capitalista. Solamente el CICI hizo la evaluación que la disolución de la Unión Soviética por el estalinismo no marcaba el triunfo del capitalismo; sino, más bien marcaba el colapso del esencial mecanismo político que facilitó su estabilización después de la Segunda Guerra Mundial. La disolución de la URSS en 1991 coincidió con el declive económico de Estados Unidos y el fin inevitable de la capacidad de Washington para reprimir pacíficamente las contradicciones inherentes que les dieron lugar a dos guerras mundiales entre las grandes potencias capitalistas.
31. Contrario a las pretensiones del triunfo completo del "mercado libre" luego de la disolución de la Unión Soviética, los últimos 25 años han visto una serie interminable de crisis. La crisis económica asiática de 1997 – 1998 fue seguida por la crisis de la deuda rusa, la quiebra del fondo de inversión Long-Term Capital Management en 1998 y por el colapso de la burbuja puntocom en el 2001, que culminó en el desmoronamiento de hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos y la crisis financiera en todo el mundo a finales del 2008.
32. En los últimos siete años, los bancos centrales del mundo, liderados por la Reserva Federal estadounidense han canalizado más de $12 billones (US$ 12 trillion) para salvar y apuntalar la posición de sus bancos y casas financieras. Mientras que el aumento del valor de las acciones y la riqueza nominal de los súper ricos parece no conocer límites, la actividad productiva sigue estancada y la deuda global llega a los $ 57 billones. El crecimiento económico chino, mantenido por políticas de estímulo alimentadas por la deuda, está ahora frenando bruscamente, conduciendo a la caída de los precios. Los países dependientes de exportaciones de materias primas tales como Arabia Saudita, Rusia, Sudáfrica, Brasil, Venezuela e incluso Canadá y Australia están resbalándose hacia una recesión económica.
33. Se asoma un colapso financiero mundial más devastador. El New York Times señaló: "Las deudas incobrables han sido un peso muerto para la actividad económica desde la crisis financiera del 2008". Dentro de China, advirtió, "los créditos fracasados podrían exceder $ 5 billones, un número asombroso que es equivalente a la mitad de la producción económica anual del país”. Times procedió a advertir que "los préstamos fallidos" en China, el principal motor del crecimiento económico mundial desde el 2008, podrían resultar en $ 4,4 billones de pérdidas financieras. Otros analistas han publicado terribles advertencias sobre la vulnerabilidad de las finanzas mundiales por los miles de millones de dólares en créditos proporcionados a corporaciones de energía fracasadas.
34. Así como el desplome de Wall Street de 1929 desató las tensiones geopolíticas que estallaron una década más tarde en la Segunda Guerra Mundial, la crisis del 2008 ha impulsado el ascenso del militarismo imperialista. Los últimos siete años han sido testigos de una lucha creciente y cada vez más amarga entre los conglomerados transnacionales rivales sobre la disminución de acciones de mercado y ganancias. Un reciente informe del McKinsey Global Institute, una firma de consultoría estadounidense, expresa temores en Estados Unidos sobre el fin de la "edad de oro" de la rentabilidad empresarial debido a la combinación de la desaceleración mundial, la intensificación de la competencia y las demandas de la clase obrera por salarios más altos. Mientras que las ganancias aumentaron de un 7.6 por ciento del PIB mundial a 10 por ciento entre 1980 y el 2013, McKinsey insiste en que las condiciones se alterarán radicalmente durante la próxima década. Las grandes empresas ya establecidas enfrentan los crecientes retos de nuevas empresas con sedes en "mercados emergentes", especialmente China. El crecimiento de la resistencia de la clase obrera está impactando la disminución de varias décadas de costos laborales. El Informe McKinsey concluye: "Los gobiernos de todo el mundo enfrentarán nuevas preguntas sobre lo que significa crear ventajas comparativa para sus productos que puedan perdurar en este ambiente de rápida evolución". La clase gobernante ve la fuerza militar como uno de los medios para obtener esa "ventaja comparativa".

Monopolio, imperialismo y la oligarquía financiera

35. El año 2016 marca el 100 aniversario de la publicación de los mejores escritos de Vladimir Lenin sobre el imperialismo, completados en medio de la carnicería que fue la Primera Guerra Mundial. El imperialismo, Lenin explicó, no era sólo una política, sino una fase específica en el desarrollo del capitalismo mundial. "El imperialismo es el capitalismo monopolista; el capitalismo parasitario y decadente; el capitalismo moribundo". Se caracteriza, Lenin destacó, por el "substitución de la libre competencia por el monopolio" y por la dominación de la economía por los sindicatos gigantes y los bancos, "los cuales controlan el mercado mundial entero y se lo dividen ‘amigablemente’ entre sí—hasta que la guerra lo redivide ”. El imperialismo, Lenin escribió, es la dictadura del capital financiero, "que busca la dominación no la libertad”.
36. Las obras de Lenin fueron escritas en una etapa temprana de un proceso que se ha desarrollado exponencialmente durante el siglo pasado. Con la globalización de la producción capitalista, las empresas transnacionales han llegado a dominar todo el planeta, construyendo vastas redes de producción y cadenas de suministro que explotan la labor de los obreros de todo el mundo. La dictadura del capital financiero ha alcanzado dimensiones enormes. Un estudio realizado en el 2011 por investigadores del Instituto Federal Suizo de Tecnología encontró que, de 43.060 empresas transnacionales importantes, apenas 1.318 colectivamente eran dueñas de la mayoría de las empresas grandes manufactureras del mundo, que representan 60 por ciento de los ingresos globales. De estas, sólo 147 empresas, mayoritariamente los gigantes bancos y fondos de inversión con sede en Estados Unidos, Europa Occidental y Japón—controlaban 40 por ciento de la riqueza total.
37. El proceso de concentración empresarial sólo se ha intensificado desde la crisis económica del 2008. Las compañías han participado en una ola de fusiones y adquisiciones. El año 2015 marcó un record para tales consolidaciones, alcanzando un valor de $ 4,9 billones, superando el anterior récord del 2007 de $ 4,6 billones.
38. Sobre el imperialismo, Lenin escribió: “la supremacía del capital financiero sobre todas las formas de capital significa el dominio del rentista y de la oligarquía financiera; significa un pequeño número de estados 'poderosos' se destacan entre el resto.” La tendencia a la financiarización y la dominación del especulador "rentista" sobre todos los aspectos de la vida social y económica han asumido proporciones vastas, en ninguna parte más que en Estados Unidos. Mientras que, en 1980, sólo el 6 por ciento de las ganancias corporativas estadounidenses fluían a la industria financiera, hoy es más del 40 por ciento.
39. La cantidad de riqueza poseída por un pequeño puñado de la población mundial desafía toda comprensión. Los 62 individuos más ricos poseen más que el 50 por ciento de las personas al fondo de la sociedad, o 3,7 mil millones de personas. En Estados Unidos, la "recuperación económica" sólo ha beneficiado a la clase capitalista, con la parte de la riqueza poseída por el 0,1% en la cima subiendo de un 17 por ciento en el 2007 a 22 por ciento en el 2012, mientras que los ingresos de un hogar típico cayeron un 12 por ciento durante el mismo período. Este año, se prevé que el 1 por ciento de la población mundial llegue a controlar más riqueza que el 99 por ciento abajo.
40. El acudimiento al militarismo ha ensanchado las desigualdades sociales y agudizado las tensiones de clase. Aumentos perpetuos en gastos militares se financian directamente a costillas de los derechos sociales de los trabajadores. El gasto militar global ya es de más de $ 1,7 billones, con más de $ 600 mil millones de esa suma desperdiciados solamente por el estado estadounidense.

La clase obrera y la lucha contra el imperialismo

41. La crisis del sistema capitalista de estado-nación genera dos perspectivas irreconciliables. El imperialismo logra superar el choque de intereses económicos y geoestratégicos, inherente en el sistema capitalista de estado-nación, a través de la victoria de un poder hegemónico mundial sobre todos sus rivales. Este es el objetivo de los cálculos geoestratégicos imperialistas, y su resultado inevitable es la guerra mundial.
42. Oponiéndose a la geopolítica de la clase capitalista, la clase obrera internacional es la fuerza social que objetivamente constituye la base en masa para la revolución socialista mundial, que representa acabar con el sistema de estado-nación en su totalidad y el establecimiento de una economía global basada en la igualdad y en la planificación científica. El imperialismo pretende salvar el orden capitalista a través de la guerra. La clase obrera intenta resolver la crisis mediante la revolución social. La estrategia del partido revolucionario se desarrolla como la negación de la geopolítica imperialista de estado nación. El partido revolucionario, como explicó Trotsky, "no sigue el mapa de la guerra sino el mapa de la lucha de clases".
43. El capitalismo, explica el marxismo, crea a su sepulturero. La globalización de la producción, la cual ha intensificado la crisis del capitalismo, ha llevado a un aumento enorme en el tamaño de la clase obrera internacional. De 1980 al 2010, la fuerza de trabajo mundial creció en 1,2 mil millones, a unos 2,9 mil millones de personas, entre ellas 500 millones de nuevos trabajadores solamente en China y la India. El crecimiento de la clase obrera no sólo incluye los cientos de millones de nuevos trabajadores en Asia, América Latina y África, pero también abarca amplios sectores de la población en los países imperialistas que han sido proletarizados. Todo el mundo está cada vez más dividido entre una pequeña capa que posee y controla los medios de producción y la gran mayoría que se ve obligada a vender su fuerza de trabajo en el mercado.
44. La clase obrera está siendo lanzada hacia luchas que inevitablemente asumirán dimensiones revolucionarias. Las clases dominantes en todas partes se ven obligadas a defender sus posiciones mediante la extracción interminable de "sacrificio" de los trabajadores en su sus terruños, los estados nacionales en que se ubican, en forma de desempleo masivo, austeridad y la destrucción de su nivel de vida. Toda una generación de jóvenes está siendo negada un futuro. Vastos recursos están siendo derrochados en gastos militares mientras decae la infraestructura social básica, crece la pobreza y quedan una serie de complejos problemas ambientales sin respuesta.
45. Hay signos claros de que las tensiones sociales, que se han acumulado a lo largo de décadas, están en erupción hacia la superficie. El movimiento de masa de los trabajadores y la juventud en Egipto en el 2011 marcó el inicio de una nueva era de lucha revolucionaria por la clase obrera internacional. En país tras país, ha sido seguido por demostraciones poderosas de la clase obrera en oposición a la desigualdad y a la explotación empresarial, desde las protestas de antiausteridad en Europa, al crecimiento de huelgas en China, Rusia y Sudáfrica, a la aparición de sentimientos rebeldes entre trabajadores de la industria automotriz y otros sectores obreros en Estados Unidos.

Las agencias de seudoizquierda del imperialismo

46. Existe una profunda oposición contra la guerra entre los trabajadores y la juventud internacional. En el 2003, mientras la administración Bush se preparaba para invadir Irak basándose en mentiras, hubo manifestaciones masivas de millones de personas en todo el mundo. Ese sentimiento no ha desaparecido. ¿Cómo se explica, entonces, el hecho de que en la última década hayan sido suprimidas todas las formas de protesta contra la guerra?
47. La respuesta se encuentra en las políticas pro capitalistas y pro imperialistas de los que fraudulentamente se llaman la "izquierda". El movimiento antibélico contra la Guerra de Vietnam se basó en gran parte en sectores radicalizados de la clase media. En las últimas cuatro décadas, estas capas han sufrido una profunda transformación social y política. El gran aumento en el valor de su papeles financieros —facilitado por la continua imposición de concesiones salariales y beneficios a los trabajadores, la intensificación de la tasa de explotación y la extracción de una porción cada vez mayor de plusvalía de la clase obrera— le ha permitido a una sección privilegiada de la clase media acceso a un nivel de riqueza inimaginable al comienzo de sus carreras. El auge bursátil prolongado le permitió al imperialismo reclutar entre secciones de la clase media alta a un conjunto nuevo y dedicado. Estas fuerzas —y las organizaciones políticas que representan sus intereses— han hecho todo lo posible en su poder para suprimir no sólo la oposición a la guerra, pero también para justificar las operaciones depredadoras del imperialismo.
48. La particular función política de las organizaciones de seudoizquierda y sus asociados es encubrir las mentiras de Estados Unidos y sus aliados —sea justificar la intervención en los Balcanes, Libia o Siria— con argumentos fraudulentos de "derechos humanos". Los líderes de la seudoizquierda denuncian el "antiimperialismo visceral" por interponerse frente una u otra operación de "responsabilidad de proteger" "(R2P) planeada por el Pentágono. Estos líderes prominentes de la seudoizquierda, como Gilbert Achcar, incluso se atreven a participar en sesiones de estrategia imperialista. Para autopromocionarse, el profesor Juan Cole hasta ofreció sus servicios como soldado para el imperialismo en Libia. No hay nada nuevo en la cínica invocación de pedantería moral y ética por parte de los académicos pequeñoburgueses, líderes religiosos y otros chiflados del imperialismo para justificar las operaciones criminales de sus gobiernos. Ya para inicios del siglo XX, el crítico liberal del imperialismo John A. Hobson, mordazmente llamó la atención sobre el papel desempeñado por la "mentira del alma" en justificar a las invasiones y anexiones. Como consecuencia de tales mentiras, Hobson escribió, "la divisa moral de la nación es depreciada”.
49. Esforzándose por justificar su alianza con los estrategas del Pentágono con algún tipo de legitimidad teórica y política, una franja amplia de organizaciones de seudoizquierda ahora pinta a Rusia y a China de potencias "imperialistas". Esta definición ha sido arrancada del aire, con casi ningún intento de explicar el proceso histórico mediante el cual Rusia y China, en el espacio de apenas 25 años, cambiaron de ser estados obreros burocráticamente degenerados y deformados a potencias imperialistas.
50. Si fuera meramente una cuestión de expresar oposición a los regímenes de Beijing y Moscú no sería necesario emplear el epíteto "imperialista". El Comité Internacional de la IV Internacional llama por el derrocamiento de los estados capitalistas en Rusia y China por la clase obrera como un componente esencial de la revolución socialista mundial. Ha explicado que ambos Estados son el producto de la traición estalinista a las revoluciones socialistas del siglo XX y su subsecuente restauración del capitalismo. El gobierno ruso es el representante de oligarcas que surgieron de la burocracia estalinista después de haber desmontado el estado soviético y abolido las relaciones de propiedad nacionalizada. Su promoción del nacionalismo de la "Gran Rusia" es el resultado extremo del mismo estalinismo, el cual fue un rechazo violento y contrarrevolucionario del programa internacionalista del marxismo. El régimen del Partido Comunista Chino representa a la élite y a la burocracia de estado policial capitalista que se desarrolló desde la década de 1980 y se enriqueció al facilitar la explotación empresarial de las masas chinas.
51. ¿Qué propósito político, se debe preguntar, sirve agregar la palabra "imperialista" a las descripciones de China y Rusia? En la práctica política, sirve funciones muy definidas. En primer lugar, se relativiza, y por lo tanto disminuye, el papel contrarrevolucionario central, decisivo y global, de los imperialismos estadounidense, europeo y japonés. Esto facilita la colaboración activa de la seudoizquierda con Estados Unidos en operaciones de cambio de régimen como en Siria, donde el régimen de Assad ha sido apoyado por Rusia. Segundo, y aún más significativamente, la designación de China y Rusia como imperialistas —y por lo tanto, implícitamente poderes coloniales que suprimen minorías étnicas, nacionales, lingüísticas y religiosas— sanciona el apoyo de la seudoizquierda a levantamientos de "liberación nacional" y "revoluciones de color", respaldados por el imperialismo y confinados dentro de los límites de los estados existentes.
52. El apoyo al imperialismo en el extranjero corresponde al apoyo a los deseos de la aristocracia financiera nacional. La llegada al poder de Syriza ("la Coalición de la Izquierda Radical") en Grecia en el año 2015 y la extraordinaria rapidez con la que adoptó las mismas políticas de austeridad a las que pretendía oponerse develaron la naturaleza y el papel de la seudoizquierda a través del mundo. Cumplen la misma función grupos como el Partido La Izquierda en Alemania, el Nuevo Partido Anticapitalista en Francia, el Partido Socialista de los Trabajadores en el Reino Unido, la Organización Internacional Socialista y Alternativa Socialista en Estados Unidos. Sea a través de la promoción de la campaña de Jeremy Corbyn en el Partido Laborista de Gran Bretaña o de la campaña de Bernie Sanders en el Partido Demócrata de Estados Unidos, el objetivo de estas organizaciones es impedir la movilización política independiente de la clase obrera. La promoción incesante de las políticas de identidad de raza, género y orientación sexual ha sido el medio a través del cual han obtenido acceso a posiciones privilegiadas y altos ingresos en ámbitos académicos, otras profesiones, los sindicatos y la burocracia estatal. Están vinculados por mil hilos a las faldas de la aristocracia financiera y son profundamente hostiles a la clase obrera.

¡Construyamos el Comité Internacional de la Cuarta Internacional!

53. Nos estamos acercando al centenario de la Revolución de Octubre de 1917. Ese evento trascendental en la historia mundial —la primera revolución socialista y establecimiento de un estado obrero— fue preparado por internacionalistas marxistas, liderados por Lenin y Trotsky, quienes se opusieron intransigentemente a la primera guerra imperialista. Posteriormente, la traición de la burocracia estalinista al programa internacionalista condujo a la disolución de la Unión Soviética. Pero, a pesar del trágico destino de la URSS, tres hechos históricos permanecen relevantes. En primer lugar, la Revolución de Octubre de 1917 reivindicó la evaluación marxista del papel revolucionario de la clase obrera y la necesidad de una perspectiva consciente y de liderazgo proporcionado por el partido revolucionario. En segundo lugar, la lucha del movimiento trotskista —tanto dentro como fuera de la Unión Soviética— demostró que existía, en base a un programa socialista e internacionalista, una alternativa revolucionaria a la degeneración burocrática del régimen estalinista. La disolución de la Unión Soviética no fue inevitable. En tercer lugar, las fundamentales contradicciones económicas, sociales y geopolíticas del capitalismo que dieron origen a la guerra mundial de 1914 y a la revolución socialista de 1917 no han sido superadas.
54. El siglo pasado no fue vivido en vano. La conciencia de los trabajadores y jóvenes de todo el mundo ha sido profundamente afectada por décadas de interminable guerra y crisis económica. Surge una creciente ola de luchas contra la disminución de calidad de vida, contra los ataques a beneficios sociales, contra la ampliación de las desigualdades sociales y contra la destrucción de los derechos democráticos, todo bajo el pretexto de la "guerra al terror ". La tarea fundamental es dotar estas luchas con una comprensión de las crisis del capitalismo en su conjunto, el cual halla su expresión más peligrosa en el impulso hacia guerras imperialistas. Es necesario desarrollar un liderazgo político en la clase obrera que pueda unificar las luchas separadas y establecer las bases para el derrocamiento de todo el sistema socioeconómico a través de la revolución socialista.
55. La economía y política mundial han entrado en una etapa nueva. El período de triunfalismo capitalista que se abrió con la restauración del capitalismo en Europa Oriental y alcanzó su cumbre con la disolución estalinista de la URSS ha llegado a su fin. Se está desmoronando el castillo de naipes especulativo que ha garantizado la riqueza parasitaria de la clase dominante. La caída de las valoraciones del mercado bursátil no sólo ha desinflado el tamaño de sus portafolios de inversiones, también ha quebrado la reputación y la credibilidad de los teóricos y líderes políticos pro capitalistas.
56. Contribuyendo a la perplejidad y el temor de la élite gobernante, la radicalización política, en desarrollo, de la juventud y los trabajadores está adquiriendo rápidamente una orientación socialista. Sería totalmente erróneo equiparar este impulso instintivo inicial hacia el socialismo con una conciencia revolucionaria políticamente desarrollada. Pero el proceso de desarrollo político —desde las manifestaciones iniciales de ira contra la injusticia capitalista hasta la comprensión de la necesidad del derrocamiento del capitalismo y su sustitución por el socialismo mundial— ya se encuentra en marcha.
57. Los partidos y personalidades que emergen como los beneficiarios iniciales del descontento político se verán agobiados por el conjunto de fuerzas sociales masivas en movimiento a causa de la crisis global. La suerte de Syriza y su líder Tsipras —universalmente aclamados en enero del 2015 y despreciados en julio— será la de muchos otros charlatanes políticos y falsos líderes. Pero no es suficiente esperar pasivamente y permitir eventos que expongan a estos traidores. Es necesario llevar a cabo la construcción del partido revolucionario auténtico para las tareas que enfrenta la clase obrera.
58. Precisamente esta es la misión política del Comité Internacional de la Cuarta Internacional. Todos nuestros enemigos políticos denuncian al Comité Internacional como "sectario". Por muchas décadas, este epíteto se ha empleado contra marxistas por oportunistas pequeñoburgueses y sinvergüenzas políticos de todas las tendencias (es decir, liberales, socialdemócratas y arribistas laboristas, funcionarios sindicales, seudoizquierdistas, reformistas asustados de sus propias sombras, etc.). Para todos ellos la palabra "sectario" significa tener un compromiso con principios socialistas, negarse a entrar en alianzas políticas con la clase gobernante y ser intransigente en la lucha por la independencia política de la clase obrera internacional. Trotsky bien conocía con tales denuncias. Escribió:
La Cuarta Internacional, ya hoy, es merecidamente odiada por los estalinistas, socialdemócratas, los liberales burgueses y fascistas... Sin concesiones, batalla todas las agrupaciones políticas entreveradas con las faldas de la burguesía. Su misión —la abolición de la dominación del capitalismo. Su objetivo —el socialismo. Su método —la revolución proletaria. [ La agonía del capitalismo y las tareas de la Cuarta Internacional, (El Programa de Transición)]
59. El Comité Internacional de la IV Internacional llama a la discusión más amplia posible sobre el análisis presentado en esta declaración. Hacemos un llamado a las decenas de miles de lectores del World Socialist Web Site a estudiarlo y a luchar por expandir su circulación. Instamos a que los principios presentados en esta declaración sirvan como cimientos de un nuevo movimiento antiguerra internacional. Reiteramos, estos principios son:
  • La lucha contra la guerra debe basarse en la clase obrera, la gran fuerza revolucionaria en la sociedad, uniendo tras ella todos los elementos progresistas de la población.
  • El nuevo movimiento contra la guerra debe ser anticapitalista y socialista, ya que no puede existir una lucha seria contra la guerra excepto que en la lucha para poner fin a la dictadura del capital financiero y sistema económico que es la causa fundamental del militarismo y la guerra.
  • Por lo tanto, el nuevo movimiento contra la guerra, por necesidad, debe ser inequívocamente y totalmente independiente de y hostil hacia todos los partidos políticos y organizaciones de la clase capitalista.
  • El nuevo movimiento contra la guerra, sobre todo, debe ser internacional, movilizando el gran poder de la clase trabajadora en una lucha global unificada contra el imperialismo. 
60. Los interrogantes históricos más centrales, derivados de la situación actual del mundo, pueden ser formulados de la siguiente manera: ¿Cómo se resolverá la crisis del sistema capitalista mundial? ¿Terminarán las contradicciones que sacuden al sistema en una revolución socialista mundial o en una guerra mundial? ¿Conducirá el futuro al fascismo, a una guerra nuclear y a una caída irrevocable a la barbarie? ¿O tomará la clase obrera Internacional el camino de la revolución, derrocando el sistema capitalista y luego reconstruyendo el mundo sobre bases socialistas? Estas son las alternativas reales enfrentando a la humanidad.
61. El Comité Internacional de la Cuarta Internacional y sus secciones invitan a una discusión fraternal, basándose en de los principios avanzados en esta declaración, con las tendencias políticas y personas de todo el mundo que reconocen la necesidad urgente de la construcción de un movimiento de masas internacional contra la guerra.
  • ¡Por la unidad de la clase obrera internacional!
  • ¡Defendamos los derechos democráticos!
  • ¡Por la igualdad y el socialismo!
  • ¡Detengamos el impulso hacia la guerra mundial imperialista con el programa de Revolución Socialista Mundial!
  • ¡Ampliemos el número de lectores de la World Socialist Web Site!
  • ¡Eduquemos a una nueva generación de trabajadores y jóvenes en los principios del internacionalismo socialista revolucionario!
  • ¡Construyamos nuevas secciones del Comité Internacional de la Cuarta Internacional!

Thursday, May 19, 2016

TESIS CIENTIFICA SOBRE LA CREACION DE UN PARTIDO COMUNISTA MARXISTA-LENINISTA-CHAVISTA


Documento fundamental del PCR en el que se estudian los requisitos para la Reconstitución del Partido Comunista, formulando, a partir del análisis de los conceptos de vanguardia, masas, clase y Partido, la tesis en las que quedan recogidas las premisas para tal proceso.
 

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Sunday, February 7, 2016

TESIS CIENTIFICA QUE TODOS LOS ESPAñOLES DEBEN ESTUDIAR PARA PODER TUMBAR EL CAPITALISMO EN ESPAñA "NO HAY TIEMPO QUE PERDER"

BORRADOR DE DOCUMENTO POLÍTICO-PROGRAMÁTICO


II ENCUENTRO ESTATAL “NO HAY TIEMPO QUE PERDER”

Madrid, 2 de abril de 2016

Elaborado por el Grupo de Trabajo de la Comisión de Contenidos surgida del Primer Encuentro. 02/02/2016


   INTRODUCCIÓN

El Estado español ha sido en los últimos años, junto con Grecia y otros países del sur de Europa, un laboratorio de luchas sociales, de resistencia frente a los planes de la Troika y los gobiernos, de emergencia de nuevas formas de lucha e indignación, frente a una crisis que desde los gobiernos del PP-PSOE se ha descargado sobre los trabajadores y sectores empobrecidos.

Desde el 15M, las mareas, las huelgas generales, marchas de la dignidad, luchas de mujeres, luchas emblemáticas como Panrico, Coca-Cola, Movistar y muchas otras, los y las trabajadoras hemos salido a las calles contra la degradación de nuestras condiciones de vida y contra un régimen corrupto (sostenido por el bipartidismo del PP-PSOE, la Monarquía y el centralismo de la Constitución del 78) que viene gestionando la crisis capitalista en favor de los capitalistas y los poderosos.

El reflujo del movimiento social junto a la emergencia de nuevos fenómenos políticos como Podemos, han fortalecido la ilusión del “cambio social” por la vía institucional, dejando de lado la movilización social.

Finalmente, el resultado de las elecciones del 20D abre la posibilidad de un “gobierno progresista” con el PSOE, como han propuesto Pablo Iglesias y Alberto Garzón de Izquierda Unida, o la convocatoria a nuevas elecciones, donde puede repetirse el mismo escenario del 20D.

Frente a una aguda crisis social y política, y la posibilidad de una falsa alternativa “progresista” encabezada por el PSOE con el apoyo de Podemos e IU, es más necesario que nunca agrupar las fuerzas de los que luchamos por desarrollar la movilización obrera y popular desde una perspectiva anticapitalista y de clase. Porque un gobierno con el PSOE (los que aplicaron reformas laborales, ingreso a la OTAN, despidos masivos, y niegan el derecho a la autodeterminación, etc.) no puede brindar ninguna resolución a las demandas sociales y democráticas más urgentes.

En ese marco, la convocatoria al primer encuentro “No hay tiempo que perder” en Málaga, el pasado 28 de noviembre, y especialmente del segundo encuentro estatal en Madrid que tendrá lugar el próximo 2 de abril, son importantes pasos en este sentido.

Invitamos a todas y todos los que compartan esta perspectiva, a sumarse al debate y a la construcción de un gran frente anticapitalista y de clase en todo el Estado. Para ello, presentamos esta propuesta de documento político-programático, para que sea debatido en todos los territorios por todas las personas, colectivos y organizaciones que ya estamos participando y las nuevas que se sumen a esta iniciativa, cuya aprobación final se resolverá en el Encuentro de Madrid.



   UNA CRISIS HISTÓRICA QUE MUESTRA LA BANCARROTA DEL CAPITALISMO

A partir de 2007 el capitalismo mundial ha entrado en una nueva crisis, cuya profundidad sólo es comparable a la de 1929, aunque no haya sido una depresión puntual y brutal como fue aquella, sino más bien un tobogán hacia el desastre, salpicado de crisis agudas. Sus primeros efectos han sido inflar el paro, extender la miseria, podar todas las conquistas sociales o llevar a la bancarrota a países enteros como Grecia. Pero no se va a quedar ahí.

La crisis comenzó en EEUU con la burbuja hipotecaria, que luego se transmitió a Europa generando las mayores tensiones del euro desde su nacimiento. Su próxima manifestación asoma desde China; no sólo volverá a golpear a Europa, Japón y EEUU, sino que ya se está extendiendo por los países “en desarrollo” que creían estar “desacoplados” de ella, como Argentina, Brasil o India.

Sus orígenes se remontan a las últimas décadas. A principios de los 70´s estallaron varias crisis sucesivas que indicaron claramente a la clase dominante la necesidad de un cambio de estrategia: pasar del “estado del bienestar” al llamado “neoliberalismo”. Un vendaval se desató contra las clases trabajadoras y populares en todo el mundo, con precarización, privatizaciones, pérdida de derechos… En este marco se produjo la caída del muro de Berlín y el fin del llamado “socialismo real”. Parecía que la clase dominante pretendía volver al siglo XIX. Consiguieron lo que buscaban. Los beneficios aumentaron de nuevo, pero no lo suficiente para retomar la inversión productiva. Las ganancias se perdieron en burbujas financieras e inmobiliarias. El “miniboom” de los 90´s se transformó en el hundimiento de 2007-8.

No es un problema de “malas políticas” (“neoliberalismo”), no es un problema de “excesivo peso de lo financiero”. Es el propio capitalismo como tal el que es un problema. Para que la sociedad pueda avanzar y vivir, el capitalismo debe morir.

Nunca antes en la historia hubo tanta tecnología aplicada a la producción. Tampoco nunca el conocimiento estuvo tan a mano de la mayoría de la población. Ni hubo tales masas de personas en el mundo alfabetizadas, con educación primaria e incluso superior. El resultado es que se producen alimentos suficientes para todo el mundo a pesar del aumento de la población mundial. El resultado es que la productividad del trabajo permitiría mantener e incluso aumentar el producto total repartiendo el trabajo entre todos y todas y disminuyendo, quizá a la mitad, la jornada laboral.

Sin embargo, lo que vemos en el mundo son sociedades estancadas, la plaga del paro avanzando con botas de siete leguas, la miseria inundándolo todo. Vemos cómo la mayoría trabajadora va perdiendo constantemente cualquier conquista social arrancada en las últimas décadas. Vemos el mundo azotado por el hambre y las guerras.

Al mismo tiempo, vemos a una ínfima minoría enriquecerse cada vez más. Los derechos democráticos duramente arrancados se convierten en burlas; el poder impersonal del mercado lo domina todo. El mundo camina como sonámbulo de vuelta a la barbarie, dando tumbos de crisis en crisis, mientras se aniquilan los recursos naturales y se aplasta a la mayoría de la sociedad.

La causa de esta contradicción no es la “naturaleza humana”, ni la “sociedad industrial”, ni la “civilización”. La causa es el capitalismo. La causa es el sistema en el que todo se produce como mercancía para ser vendida, en el que la fuerza conductora es la búsqueda de beneficio por parte de la minoría que detenta el monopolio de la propiedad de los medios de producción. Minoría que pone la obtención de ganancias como condición para permitir vivir al resto. Toda posibilidad de progreso se condiciona a este objetivo.



   LA DESCARGA DE LA CRISIS SOBRE LOS SECTORES POPULARES EN EL ESTADO ESPAÑOL

La crisis mundial golpeó con fuerza al capitalismo español desde el principio. En un primer momento esto lo vimos con el disparo de las cifras de desempleo, especialmente a comienzos de 2009. A partir de mayo de 2010 Zapatero entró, tras las demandas de la UE y EEUU al desatarse la crisis de deuda griega, en la senda de las políticas de ajuste. La democracia para ricos fundada en 1978 declaraba una guerra a los sectores obreros y populares para hacernos pagar la crisis que todavía dura.

La lista de “bajas” por nuestra parte es enorme. A día de hoy son casi cinco millones de parados y el paro de masas ha venido para quedarse, la mayor parte de los analistas auguran una década más de niveles de paro de dos dígitos. De ellos solamente el 55% tiene cobertura de desempleo y 150.000 hogares tienen a todos sus miembros parados.

Pero además aquellos que conservan el empleo lo hacen con salarios un 25% inferior a 2007, con tasas de precariedad y subempleo que afectan a casi la mitad de los trabajadores ocupados.

Todo ello se ha podido llevar adelante gracias a las sucesivas reformas laborales del PSOE y el PP. Éstas allanaron el terreno con la expansión de la precariedad, la subcontratación y las rebajas al despido. La de 2012 vino a dar un puntillazo terrible que ha convertido los convenios colectivos en poco más que papel mojado ante la voluntad unilateral de las empresas.

Este incremento brutal de la explotación ha hecho que el número de trabajadores pobres crezca en un 20% durante la crisis, hoy son más de dos millones. Otros dramas sociales, como los desahucios, tiene una relación directa con este aumento de la precariedad y el desempleo.

Estas cifras se ceban especialmente con los sectores más vulnerables. Uno de cada cuatro menores sufre pobreza infantil. La tasa de paro entre los inmigrantes triplica la de los nativos, y además aquellos que están en situación irregular han perdido el derecho a la sanidad universal y sufren más intensamente las redadas policiales o la amenaza de ser encerrados en un CIE y expulsados súbitamente. Las mujeres siguen cobrando hasta un 25% menos que los hombres por realizar el mismo trabajo y los recortes en dependencia y servicios públicos hacen que se haya incrementado la carga del trabajo de cuidados y reproductivo que recae en su mayoría en ellas. Las personas con dependencia ven como su calidad de vida y la de sus familias cae en picado mientras se recortan las ayudas y recursos. O los pensionistas, especialmente los que tienen cuantías más modestas, vienen perdiendo poder adquisitivo año tras año, mientras se les imponen medidas de copago o se convierten muchas veces en el único sustento de toda la unidad familiar.

Esta es la realidad de la clase trabajadora y los sectores populares en el Estado español. Mientras se iba agudizando la crisis social los distintos gobiernos no han dudado en poner en marcha grandes rescates millonarios a la banca y las grandes empresas -como las concesionarias de autopistas-. Rescates que se han sufragado con una socialización de las pérdidas histórica, y que se está amortizando con el desmantelamiento de la educación, la sanidad y el resto de servicios públicos.



   EL IMPACTO DE LA CRISIS SOBRE EL RÉGIMEN DEL 78

El régimen político fundado en la Transición se encuentra hoy en una crisis de enorme magnitud. Los efectos de la crisis económica sobre los trabajadores y las clases populares, combinados con una política de rescates millonarios a la banca y grandes capitalistas y los mayores recortes sociales desde la Dictadura, desnudaron a ojos de millones el carácter de esta democracia para ricos. El lema con el que nació el 15M, “no somos mercancía en manos de políticos y banqueros”, sintetizaba la profunda crisis de representación abierta de 2011 en adelante.

El rechazo a los políticos capitalistas y las políticas de austeridad fueron el pistoletazo de salida para una crisis de legitimidad que se extendió a casi todos los pilares del régimen heredero del Franquismo. A los partidos del Régimen, se sumó la misma Corona, salpicada de lleno por casos de corrupción y muestras de nepotismo sin disimulo. Las fuerzas policiales se evidenciaron como un brazo armado para imponer las políticas de los grandes empresarios y perseguir a los luchadores sociales. La sacrosanta unidad de España fue puesta en duda con la emergencia del movimiento por el derecho a decidir en Catalunya en 2012 de una forma masiva.

Todos estos elementos fueron configurando una crisis de régimen que hacía emerger importantes demandas democráticas. Algunas tan centrales para el régimen político como el cuestionamiento de la propia Monarquía o la defensa del derecho de autodeterminación de las nacionalidades. Otras en exigencia de una democracia más “generosa”, contra la corrupción, las puertas giratorias y demás mecanismos existentes que facilitan que el Estado y el gobierno sea, parafraseando a Marx, el consejo de negocios de los grandes capitalistas.

Estas demandas democráticas han estado en todo momento planteadas junto a otras sociales y económicas en contra de que la crisis la paguemos los trabajadores y los sectores populares, contra los despidos, las contrarreformas laborales, los recortes sociales… Y también junto a la defensa de otros derechos democráticos recortados como el de manifestación, huelga o el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.

El Régimen del 78 y sus diferentes agentes no se han quedado de brazos cruzados y están haciendo todos los esfuerzos posibles para bloquear -unos- o “reconducir” -otros- esta crisis hacia algún tipo de “autorreforma” o segunda Transición. Entre ellos cabe destacar la burocracia sindical de CCOO y UGT, que ha trabajado incansablemente para evitar que la clase trabajadora pudiera intervenir en esta crisis con sus propios métodos de lucha. Para ello han bloqueado y boicoteado las posibles respuestas que los trabajadores han tratado de dar a los numerosos ataques recibidos. Evitar que la movilización social pasara de movilizaciones callejeras a afectar de lleno a la producción, ha sido una condición clave para asentar la idea de que la “protesta” no podía cambiar las cosas.

Sobre este relativo reflujo se asentó el auge de los nuevos proyectos reformistas. Éstos contribuyeron a asentar la idea de que la movilización no era el camino y que este pasaba por intentar ocupar espacios institucionales. El nuevo reformismo, Podemos, busca, en sus propias palabras, un nuevo consenso o “compromiso histórico”. Esto no es otra cosa que una nueva transición dentro de las reglas del juego del sistema capitalista y los límites y mecanismos del mismo régimen político. Para ello buena parte de las demandas que se habían expresado en la calle contra el Régimen y las políticas capitalistas debían quedarse en el cajón.

Las direcciones sindicales colaboran con esa misma orientación bloqueando la posibilidad de que se ponga en marcha el movimiento obrero. Se trata de mantener los centros de trabajo tranquilos y aquellas luchas que salen totalmente aisladas, para que no se enturbie el proceso de “diálogos”, “pactos” y nuevos “consensos”, para que evitar que se pueda ir más allá de un simple cambio cosmético.

A día de hoy uno de los elementos más dinámicos y que al mismo tiempo actúa de “piedra en el zapato” para que se abran paso estos proyectos de “autorreforma” sigue siendo la cuestión catalana. La profundidad de la reivindicación del derecho a decidir por millones de catalanes ha sido hasta ahora un obstáculo para que el movimiento democrático nacido con la Diada de 2012 pueda desactivarse por quienes trabajan para ello. El principal partido de la burguesía catalana, CDC, decidió entonces ponerse a la cabeza de dicho movimiento con la figura del President Artur Mas.

En estos tres años, Mas ha actuado como “capitán” logrando que el movimiento no mantuviera una dinámica sostenida de movilización, sino de movilización puntual, ordenada, aunque masiva, en cada 11S. Así se conjuraba el “peligro” para CDC y el mismo Régimen del 78 de que la lucha por el derecho a decidir confluyera y azuzara movilizaciones por otras demandas democráticas y sociales, y que de esta manera los sectores obreros y populares pudieran entrar de lleno en el movimiento.

Mas, CDC y hoy Carles Puigdemont, buscan darle al movimiento una salida institucional y de negociación con el Estado central. Una vía muerta que recrea la ilusión de un acuerdo con un régimen cuya constitución no sólo niega tajantemente el derecho de autodeterminación, sino que deposita en el Ejército y la Corona la defensa de la unidad territorial forzosa.

Aunque CDC como partido ha sufrido el desgaste de su política de recortes y casos de corrupción, en ningún momento ha perdido la hegemonía política ni la dirección del movimiento. ERC le ha brindado un apoyo incondicional y comparte su hoja de ruta. Por otro lado, la CUP ha mantenido estos tres años una estrategia de “mano extendida” en lo nacional. Un importante error político, pues la emancipación nacional es imposible conquistarla de la mano de quien se niega a poner en marcha las fuerzas sociales necesarias para conquistarla -la derecha catalana-ni el apoyo de las clases populares unidos a la derecha catalana, y además deja pegados a los sectores populares a los representantes políticos de la burguesía catalana.

Esta política ha tenido su último capítulo en el pacto entre la CUP y JxSí para favorecer la investidura de Carles Puigdemont y la estabilidad parlamentaria de su gobierno.

En los próximos meses veremos cómo los distintos agentes siguen trabajando para dar una salida a esta profunda crisis política. Desde Madrid, Iglesias y Sánchez; desde Catalunya, Puigdemont y Junqueras. El peligro de una nueva Transición que deje en el tintero otra vez las grandes aspiraciones democráticas y sociales que se han expresado en la calle desde 2011, está inscrito en la situación. Contra este riesgo es necesario levantar un programa y una estrategia alternativas.



   LAS IZQUIERDAS DESDE EL 15M AL 20D: UN BALANCE DE PODEMOS E IZQUIERDA UNIDA-UNIDAD POPULAR

La crisis capitalista iniciada en 2008 ha tenido efectos devastadores en las clases populares y la juventud. El aumento del paro, de la precariedad, los recortes en servicios públicos… fue generando un cuestionamiento de relaciones sociales e instituciones que hasta el momento estaban prácticamente intactas. Este desapego irrumpió en la escena social en 2011 con el movimiento 15M.

El movimiento 15M situó en el centro del debate público cuestiones como la precariedad, el paro y el impacto devastador que tiene a nivel social, la acumulación de viviendas en manos de los grandes bancos, la corrupción política, los recortes en servicios públicos mientras se sigue pagando una deuda ilegítima y otras muchas demandas sociales y democráticas.

No es casual que haya surgido en un contexto como éste en el que, no sólo se vive una crisis profunda sino que, además, las organizaciones políticas y principalmente las direcciones de las grandes centrales sindicales no estaban dando ningún tipo de respuesta ante los problemas de l@s trabajador@s. Entre la Huelga General que se convoca en septiembre de 2010 y el surgimiento del 15-M en mayo de 2011 las direcciones de los grandes sindicatos permanecieron impasibles -con la aprobación entre medias del “pensionazo”-.

El proceso que se da con el 15M se articuló, tanto a nivel organizativo como en términos estrictamente políticos, de una manera contradictoria. El punto de partida es un contexto de despolitización generalizado durante más de 30 años, con una débil experiencia política de masas, lo cual tuvo una traducción directa en las dificultades y limitaciones de la propia dinámica del movimiento. Esto se visibilizó de una manera muy clara en que no hubo ninguna posibilidad de generar una coordinación del movimiento a nivel estatal y a su vez las líneas políticas centrales no estaban definidas ni había una orientación sobre cómo hacer avanzar el movimiento.

El 15M ha tenido la gran virtud de funcionar como un gran estallido que, a la vez que provocó una politización masiva, obligó a resituarse a todos los actores políticos y sociales. En este contexto surgen importantes movimientos autoorganizados como las mareas o la PAH. Estas luchas y movimientos supusieron un paso fundamental en la articulación de todo el movimiento 15-M y lo que surgió en su entorno.

En este contexto de politización creciente se dan importantes luchas en centros de trabajo por toda la geografía del Estado español, algunas de ellas convertidas en auténticos referentes del movimiento obrero como las luchas de l@s trabajador@s de Panrico, Coca-cola o las Marchas de los Mineros a Madrid en 2012, sin olvidar las dos importantes huelgas generales de 2012 contra la Reforma Laboral del PP que mostraron la potencialidad de la confluencia entre el 15M y los movimientos sociales que activó y la lucha de la clase obrera.

En un clima social tan convulso, los poderes políticos y económicos cerraron filas con la Troika y el recambio PSOE-PP ofrecía más ajustes. A la izquierda del PSOE, la propia Izquierda Unida era partícipe del régimen y cómplice de las políticas de austeridad de la mano del PSOE en Extremadura, Andalucía y muchos Ayuntamientos. Esto supone importantes contradicciones para el conjunto de su militancia, llegando a extremos como en las Marchas de la dignidad en 2014 en las que se manifestaban contra sus propios dirigentes en Andalucía. Los casos de corrupción a partir de 2012 que atraviesan la geografía institucional también la golpearon.

Frente a una izquierda reformista acomodada en las instituciones, en lucha con sus propias bases, a principios de 2014 surge Podemos. Un proyecto que fue visto por miles como un nuevo proyecto fresco y atractivo que quería disputar electoralmente el poder al bipartidismo. Tras las elecciones europeas que inauguran el ciclo electoral se aceleró la cristalización de un programa de reforma del Régimen y el sistema capitalista. Asistimos a la caída de elementos programáticos clave como el no pago de la deuda, los derechos básicos de l@s trabajador@s, la salida de la OTAN…a la vez, que el movimiento de los círculos se ve rápidamente verticalizado.

A la vez que se visibilizó la crisis institucional (abdicación del rey, proceso soberanista en Catalunya…), hubo un marcado freno de la movilización, canalizando el descontento hacia la vía institucional. El bipartidismo buscaba por su lado una recomposición con Ciudadanos, mientras Podemos se convertía en una amenaza electoral para el régimen y se postulaba como una alternativa ante las políticas que se venían haciendo. Se proponía como una falsa alternativa antiausteridad para todo el músculo social que había estado en el 15M, las mareas y también participado en las tres últimas huelgas generales. Falsa alternativa antiausteridad, ya que limitó su agenda en torno a medidas con mucho rédito electoral -como la corrupción o la transparencia- pero sin entrar a cuestionar la lógica económica del sistema capitalista, la concentración de la riqueza en muy pocas manos y abandonando demandas democráticas más rupturistas, como las que cuestionaban la Monarquía.

En las Elecciones Europeas y en el periodo siguiente, IU sufrió un desgaste brutal. Un desgaste que toca su suelo en los primeros meses de 2015, coincidiendo con el ascenso de Podemos en las encuestas. Izquierda Unida encuentra en los procesos llamados de “unidad popular” o “candidaturas ciudadanas” para las municipales una tabla de salvación para amortiguar el descalabre, apareciendo detrás de Podemos y con cierto aire de renovación a nivel de discurso. Los buenos resultados obtenidos a nivel electoral de estos procesos le sirvieron como un precedente en el que IU se apoyó para plantear fórmulas similares a éstas para las Elecciones Generales. Sin embargo, la dirección de Podemos con Pablo Iglesias a la cabeza embarcados en su viaje al “centro del tablero” cerraron la puerta a esta posibilidad aún a pesar de que no tenían diferencias programáticas significativas. Finalmente, Izquierda Unida se vio obligada a presentarse en solitario detrás de la fórmula de Unidad Popular.

Un proyecto en el que Izquierda Unida escenifica un proceso similar a los de Podemos, con mucha importancia de lo mediático a través de la figura de Alberto Garzón, escasa participación de las bases en la construcción programática (que acabó siendo una versión similar al de Podemos) y con una campaña centrada en la importancia de tener presencia en las instituciones. Una candidatura con el único objetivo, al igual que Podemos, de articular en el plano institucional todo el ciclo de descontento social y de luchas que se abrió con el 15-M.

La culminación de ambos proyectos la encontramos el pasado 20 de diciembre. Dos organizaciones a la izquierda del PSOE, sin diferencias políticas importantes, que plantean como única salida ante los problemas de la mayoría trabajadora y la juventud la gestión amable de la crisis, y un proceso de “regeneración democrática” desde dentro ante la profunda crisis política del Régimen del 78. Una suerte de auto-reforma, en acuerdo y pacto con el PSOE, que se está escenificando en las negociaciones con Pedro Sánchez para formar un “gobierno progresista”.

Porque este y no otro puede ser el resultado si avanza la propuesta que Pablo Iglesias hizo al rey Felipe VI de formar un Gobierno de coalición con el PSOE, con el socialista Pedro Sánchez como presidente, el líder de Podemos en la vicepresidencia y un reparto proporcional de ministros, entre quienes entraría también Izquierda Unida.

Aunque todavía falta que el tortuoso proceso de investidura y de negociaciones se desarrolle y nadie pueda descartar aún la convocatoria a nuevas elecciones, la política de formar un “gobierno de izquierda” con el PSOE y la bendición de la Monarquía, como defiende la dirección de Podemos, IU y las candidaturas de confluencia, aunque plantea una salida a la crisis de gobernabilidad que dejaron las elecciones del 20D, es contraria a la resolución de las principales reivindicaciones democráticas y sociales pendientes. Lejos de ello, un pacto de gobierno con uno de los principales partidos capitalistas que han sostenido el Régimen político del 78, solo puede facilitar su regeneración.

En esta misma línea estratégica, ni Podemos ni Izquierda Unida cuestionan la propiedad privada de los que ostentan las riquezas ni el orden establecido, sino que tienen como objetivo generar nuevos consensos sin poner en entredicho la lógica del sistema capitalista. Generando falsas esperanzas sobre las posibilidades que, como hemos visto en Grecia con el gobierno de Syriza, existen de solucionar los problemas por la vía exclusivamente institucional, renunciando en sus tareas a medio plazo a la autoorganización de la mayoría social que está sufriendo la crisis.



   POR UN PROGRAMA QUE ABRA EL CAMINO A UNA SALIDA DE RUPTURA ANTICAPITALISTA CON EL RÉGIMEN DEL 78

Ante la ofensiva sin tregua de los capitalistas que estamos sufriendo los trabajadores y sectores populares y ante el riesgo a que se nos “cuele” una segunda Transición que regenere al moribundo Régimen del 78, es necesario levantar un programa que de una salida obrera y popular a la crisis capitalista y del régimen político.

Un programa que debe dar una respuesta a las demandas democráticas y sociales que se vienen expresando en la calle de 2011 en adelante en aquellos que aspiran a una democracia “más generosa”.

Debemos denunciar la democracia para ricos en que vivimos y levantar demandas para acabar con la casta de políticos capitalistas tales como que ningún cargo público cobre más que el salario medio de un trabajador cualificado, la abolición de todas las dietas, pensiones y privilegios, la revocabilidad de todos los cargos electos, la desaparición del Senado, la formación de una sola Cámara legislativa y ejecutiva elegida entre todos los mayores de 16 años con independencia de su sexo u origen en circunscripción única, el fin de la “casta judicial” y el juicio por jurado popular.

Un programa que debe defender todos los derechos democráticos mutilados en el actual régimen, que plantee la abolición de la Ley Mordaza, el derecho a disponer de su propio cuerpo de las mujeres, las reivindicaciones pendientes de las personas LGTB, la disolución de tribunales y legislación de excepción como las Leyes Antiterroristas o la Audiencia Nacional y la libertad y desprocesamiento de todos los presos por luchar, así como el juicio y castigo a todos los criminales de la dictadura que siguen vivos y los que han seguido maltratando, torturando y asesinando en democracia.

Debemos levantar todas las demandas democráticas estructurales que siguen pendientes desde la Dictadura, como al efectiva separación de la Iglesia y el Estado -incluyendo el fin de todo financiamiento público, la devolución de todo el patrimonio expoliado por la Iglesia durante décadas y el fin de los conciertos educativos- , el fin de la Monarquía, la salida de la OTAN, el fin de las leyes de extranjería, los CIEs y la apertura de las fronteras, la retirada de todas las tropas españolas en el extranjero y la devolución de los enclaves coloniales de Ceuta y Melilla.

Como parte de éstas, la lucha el derecho a la autodeterminación para todas las nacionalidades que hoy están dentro del Estado español, y en especial ahora Catalunya por lo dinámico del movimiento democrático allí, es fundamental. Para conquistarlo no se puede ni confiar en que éste sea “otorgado” por un pacto por arriba con los agentes del Régimen del 78 y la Corona, ni en los representantes políticos de la burguesía catalana que no están dispuestos a poner en marcha las fuerzas sociales que deberían conquistarlo. Es necesario pelear por éste tanto en Catalunya como en el resto del Estado, por medio de impulsar la movilización independiente de los trabajadores y sectores populares en contra del Régimen del 78 y la Monarquía, obstáculos totales para que las nacionalidades puedan conquistar el derecho de autodeterminación.

Un programa que también debe plantear una salida obrera a la crisis para que ésta sea pagada por los capitalistas. Que plantee luchar por el subsidio de desempleo indefinido hasta acabar con el paro, un programa contra el desempleo de masas peleando por la prohibición de los despidos y el reparto de horas de trabajo sin reducción salarial. Porque toda fábrica que cierre o despida sea nacionalizada y puesta bajo el control de sus trabajadores.

Que combata los desahucios levantando la prohibición de los mismos y la expropiación de todos los pisos vacíos en manos de la banca y los especuladores como base de un parque de viviendas público cuyos alquileres no superen el 15% del salario familiar.

Que proponga la lucha contra las políticas de ajuste y por unos servicios públicos gratuitos, universales y de calidad. Que sean suficientemente financiados y puestos bajo el control de trabajadores y usuarios para garantizar el derecho a la sanidad, la educación, la suficiencia energética o el acceso a la cultura a toda la sociedad.

Para todo ello será necesario tomar medidas elementales como el no pago de la deuda, la nacionalización de todo el sistema financiero, de los sectores estratégicos, las grandes empresas y la aplicación de fuertes impuestos a las grandes fortunas que se enriquecieron tanto con las vacas “gordas” como con las “flacas”.

Para evitar el sabotaje, el alzamiento de bienes, para evitar el paro, para que estas nacionalizaciones no sean una muleta para el capital sino un progreso para las clases populares, hay que poner todas las empresas, públicas y privadas, bajo control de los trabajadores. La representación electa de la plantilla debe tener voz y derecho de veto en todas las decisiones -contratos, cierres, despidos – que afecten a los trabajadores.

Se trata de un programa para expropiar a los expropiadores, para hacer que sean los capitalistas y grandes fortunas los que paguen la factura de la grave crisis social y económica que nos está condenando a la miseria a millones. O se salvan ellos, como viene sucediendo desde 2007, o nos salvamos nosotros.

Un programa así no cabe dentro de los estrechos márgenes del Régimen del 78, de la UE del capital y del sistema capitalista. Por eso no es posible plantearlo sin explicar la necesidad de romper esas “líneas rojas” que nos han vendido como insalvables.

Una democracia “más generosa” no es algo conquistable dentro del régimen político heredero de la Dictadura franquista, tampoco por medio de un “proceso constituyente” limitado que nazca de sus entrañas. En contra de esta ilusión, creemos que la única forma en que se podría conquistar un proceso de este tipo realmente libre y soberano sería por medio de la organización y métodos de lucha de la clase trabajadora y los sectores populares.

La posibilidad de poder decidir y discutir todo, de poder dar una resolución efectiva de los grandes problemas sociales y democráticos, no vendrá de ningún gobierno de los partidos capitalistas, ni de la democracia para ricos que representa el Régimen del 78. Por ello creemos que la pelea por un programa así debe hacerse en la perspectiva de acabar con el gobierno de los capitalistas y conquistar un gobierno de los trabajadores y sectores populares.

De la misma manera, un programa de este tipo no cabe dentro de ninguna ilusión en la negociación o reforma de la UE. La pelea por una salida de este tipo llevará inmediatamente al choque con la Troika y los capitalistas del resto de países europeos. Por eso debemos pelear por él desde una perspectiva internacionalista, que busque la alianza con el resto de trabajadores y sectores populares del mundo, empezando por nuestros hermanos del continente, para que sea parte de la lucha por una Europa de los trabajadores y los pueblos contra la UE del capital y la Europa fortaleza.



   RETOMAR UNA ESTRATEGIA BASADA EN LA MOVILIZACIÓN SOCIAL CON LA CLASE TRABAJADORA AL FRENTE

Levantar y llevar a cabo un programa de estas características, que nos permita salir de la crisis en condiciones favorables para las clases populares, implica necesariamente la concienciación, la movilización y la autoorganización de tod@s aquell@s que estamos padeciendo las consecuencias de las políticas destinadas únicamente a producir beneficios para unos pocos.

Generar un poder construido desde abajo, inserto en los centros de trabajo y de estudio, en los barrios y pueblos, es lo único que permite no claudicar ante las políticas impuestas por la Troika o cualquiera de las instituciones al servicio de la clase dominante. La vía no es la negociación, la experiencia griega ha sido la mayor demostración de la imposibilidad de mejorar la vida de l@s trabajador@s mediante un acuerdo con las mismas. La vía es la movilización para la transformación social.

La intervención en las instituciones del Estado capitalista es un espacio desde el que podemos apoyar esa construcción de un poder desde abajo, para visibilizar, popularizar y defender las reivindicaciones de los movimientos sociales, luchas laborales, feministas o de otro tipo.

Por un lado, una tarea central en los parlamentos, diputaciones o ayuntamientos, es ser el altavoz de las luchas, servir de apoyo logístico, económico, mediático y legal de las mismas, y así dar el mayor impulso posible para que logren victorias concretas, que refuercen la necesidad de la organización. Por otro, aun sabiendo que no lograremos imponer nuevas conquistas sociales en favor de la clase trabajadora sin un proceso de movilización sostenida de las clases populares, ni sin una ruptura con las instituciones del régimen, la intervención en las instituciones puede permitir amplificar las luchas y resistencias de la clase trabajadora, encontrándose así en mejor disposición para enfrentar nuevos ataques. Lograr una posición fuerte dentro puede retroalimentar la construcción del movimiento de transformación social, siempre y cuando esté apoyada en la movilización de l@s trabajador@s.

Así, la participación en las elecciones y las instituciones no son ni mucho menos suficientes, el impulso de los movimientos sociales y la lucha obrera son imprescindibles. Éste sigue siendo a día de hoy la única herramienta para garantizar unas condiciones laborales dignas para la mayor parte de l@s trabajador@s, además de una escuela donde se vive día a día la contradicción entre aquéll@s que producimos la riqueza y aquéll@s que se benefician de nuestro trabajo. Incluso si logramos imponer una legislación favorable a los gobiernos de turno por medio de la movilización, la lucha en los centros de trabajo es la única forma de garantizar que se cumplan los derechos laborales legislados.

Para avanzar en la resistencia social se hace necesaria una orientación sindical combativa, que busque la autoorganización de l@s trabajador@s en los centros de trabajo y su lucha colectiva, independientemente de cuál sea su afiliación sindical o política, y que busque la unificación de las luchas para golpear más fuerte tod@s junt@s y sobrepasar las burocracias sindicales, que suponen uno de los principales muros de contención de la movilización y bloquean todo tipo de victorias concretas.

De igual importancia son otras formas de organización, como han sido las mareas o las plataformas contra los desahucios, que han logrado victorias importantes a través de la autoorganización y la movilización. Unificar todas estas reivindicaciones y luchas para que hagan fuerza en una misma dirección es la tarea más importante en este contexto.

Solamente desde la movilización podremos cambiar nuestras vidas. Una movilización de todos los sectores populares, pero que debe lograr activar la fuerza de l@s trabajador@ para que se pongan al frente de la misma. Los que producimos día a día la riqueza somos quienes podemos poner contra las cuerdas a los capitalistas y sus gobiernos, y avanzar en construir una nueva sociedad en la que los medios de producción pasen a las manos de las grandes mayorías sociales y estén a nuestro servicio. Es por ello necesario construir una alternativa de clase al sistema capitalista a la vez que luchamos contra todas las formas de opresión que lo acompañan y refuerzan, como el sexismo, el racismo o la LGTBfobia.

Nuestra lucha es una lucha también contra el sistema patriarcal. La apropiación del trabajo y del cuerpo de las mujeres es una de las grandes fuentes de beneficios. No será posible una alternativa libre de opresión de género y de orientación sexual sin acabar con lo que los mantiene vivos, no es posible una salida feminista que no sea anticapitalista. Sin embargo, tampoco será posible acabar con estas opresiones sin una lucha específica contra el machismo y sus violencias estructurales, que mantiene a las mujeres relegadas a un segundo plano en todos los espacios.

En definitiva, es necesario construir una alternativa de clase en la que l@s que producimos, l@s que trabajamos los campos, l@s que hacemos funcionar las máquinas, l@s que trabajamos en las escuelas y los hospitales… irrumpamos en el terreno de lo político, organizándonos de manera colectiva y decidiendo democráticamente sobre lo que producimos, cómo lo producimos y sobre nuestras vidas, rompiendo así con un sistema que no puede ser reformado, sino que sólo puede ser superado por otro, libre de toda opresión, en la que no impere el beneficio a cualquier precio, que no sea depredador con la naturaleza, donde no haya espacio para la pobreza, para que haya gente sin casas o para el paro.



   POR UN FRENTE POLÍTICO ANTICAPITALISTA Y DE CLASE

Un frente para la movilización y para levantar una alternativa política al reformismo

La experiencia griega nos muestra que no es posible luchar contra la austeridad y esta democracia para ricos desde las instituciones y sin luchar contra la propia lógica del sistema capitalista. No es posible mejorar la vida de los de abajo sin cuestionar la acumulación de las riquezas por parte de una minoría. La conquista de espacios en las instituciones debe ayudarnos a visibilizar a gran escala esa contradicción. Si no lo hace, no nos sirve.

La tarea de un frente que se proponga atacar a los fundamentos del sistema capitalista y el régimen político a su servicio, pasa por tener como brújula la movilización de la clase trabajadora y de la juventud: es decir de aquellos que sufren la crisis de este sistema y que producen las riquezas. La movilización sostenida mediante huelgas, manifestaciones, concentraciones sigue siendo la mejor manera de reconstruir la conciencia política de nuestro bando. Por este motivo, un frente como el nuestro debe tener en su prioridad política el fortalecimiento y el apoyo de las luchas.

Pero a la vez que es necesario reactivar la movilización social, resulta imprescindible levantar un programa y una estrategia política alternativa a la que se propone hoy desde el nuevo reformismo, que reduce el “cambio posible” a la conquista de posiciones dentro de la democracia capitalista por la vía institucional y a un proceso de autorreforma pactada del régimen actual. Una vía muerta que sólo conducirá a una nueva Transición como la del 78.

Por ello, el frente que nos proponemos impulsar se nuclea en torno a un programa de clase y anticapitalista, que apuesta por superar el Régimen del ‘78 por medio de la movilización obrera y popular y abrir así el camino a una efectiva resolución de los grandes problemas sociales y reivindicaciones democráticas.

Un frente militante

Para ser útil a estas tareas, para contribuir a fortalecer las luchas y poner en pie una alternativa política, es imprescindible contar con hombres y mujeres que intervienen en los distintos procesos políticos y de la lucha de clases que se den. Para nosotros un frente útil a la movilización de nuestra clase es un frente militante. Eso es contradictorio con la visión de la supuesta “nueva política” que construye herramientas de inscritos por Internet que no participan de las decisiones políticas de su organización y por tanto tampoco las acaban llevando a cabo. Es necesario construir un frente militante en el que sus miembros debaten e intervienen para cambiar sus vidas. Un frente militante es además el mejor antídoto para potenciar la democracia interna ya que quienes toman las decisiones son a su vez los encargados de llevar a cabo las orientaciones políticas aprobadas. En ese sentido estamos comprometidos con la construcción de un frente radicalmente democrático que respeta las posiciones minoritarias y permite que éstas estén representadas.

Un frente militante que se proponga intervenir en común e implantarse en la clase trabajadora y por tanto en los conflictos laborales. Es necesario construir un frente cuya brújula sea la reconstrucción de la conciencia de clase al calor de los conflictos en los centros de trabajo. Para ello, es necesario que nuestro frente impulse, apoye y fortalezca los conflictos de trabajadores. Independientemente de la organización sindical en la que cada uno esté haciendo su experiencia, debemos impulsar siempre la autoorganización de l@s trabajadorxs, la autoorganización mediante asambleas, comités de huelga y la defensa de un sindicalismo combativo, democrático y unitario.

También queremos dirigirnos a la juventud y en particular en la juventud escolarizada. El sindicalismo estudiantil es una de las primeras experiencias políticas del estudiantado. Las cuestiones inmediatas relacionadas con sus derechos ponen en movimiento a miles de jóvenes en todo el Estado. Es necesario canalizar esas ganas de movilizarse mediante organizaciones permanentes. Se trata de fortalecer y de construir organizaciones sindicales que ya existen y en las que participamos ya y de buscar fórmulas para coordinar todas esas organizaciones a nivel estatal. Todo esto no significa que sólo intervengamos en la juventud escolarizada. Los jóvenes por el lugar que ocupan en la sociedad tienen mayor predisposición para movilizarse sean o no estudiantes. Por tanto, hay que acercarse también a cuestiones que conectan más con la juventud como por ejemplo la lucha contra fascismo, la corona, la guerra…

Lo mismo decimos respecto a los movimientos feministas. Hay que construir un frente que luche contra todo tipo de opresión y en particular contra la opresión hacia las mujeres. Un frente que defienda un feminismo de clase y de ruptura. O respecto a movimientos sociales y/o barriales como el de la vivienda, como las PAH.

Un frente que mantiene su independencia pero que emplaza al conjunto de la izquierda a movilizarse de manera unitaria

Ante los permanentes ataques de los capitalistas y su Estado a las y los trabajadores y a sus organizaciones, el frente político que nos proponemos impulsar defiende la más amplia unidad de acción entre todas las organizaciones obreras y de la izquierda, independientemente de su programa y su ideología, para enfrentarlos en la lucha con objetivos comunes.

El Frente único para la lucha, que se resume en la famosa frase ¡marchar separados, golpear juntos!, es imprescindible como herramienta para soldar la unidad de las filas obreras y para que las y los trabajadores y la juventud puedan avanzar en su propia experiencia política con las direcciones sindicales y políticas conciliadoras.

Los dirigentes reformistas y burocráticos, como las cúpulas de CCOO y UGT, son hostiles tanto a la movilización como al frente único de los trabajadores en lucha y la izquierda anticapitalista, porque son conscientes de que es en esos momentos es cuando su estrategia queda al desnudo ante los ojos de quienes hoy por hoy conservan la ilusión en el reformismo.

Por ello, nuestra defensa de la máxima unidad en la lucha por objetivos comunes para enfrentar los ataques de los capitalistas, no supone la renuncia a nuestra autonomía política y el mantenimiento de nuestra total independencia respecto a las direcciones reformistas.

Un frente que se relaciona con corrientes anticapitalistas a nivel internacional

La lucha contra la lógica del sistema capitalista pasa por una lucha a nivel internacional. En ese sentido nuestra tarea política no puede limitarse al Estado español. Es necesario establecer lazos con aquellos sectores/corrientes políticas que defienden un proyecto estratégico parecido al nuestro a nivel internacional con el fin de compartir experiencias y de coordinarse. Construimos un frente internacionalista.